Por Sofía Hidalgo y Valentina Essus
El 16 de abril, Áridos Mardones, ubicado en Vilcún, al noreste de Temuco, sufrió la quema de 18 máquinas, en su mayoría camiones y otras como excavadoras, rodillos y cargadores. Tras el ataque y haber conversado con el dueño de la empresa, Omar Mardones, el intendente de la Araucanía, Luis Mayol, invocó la Ley Antiterrorista y contó esta historia en una conversación con Radio Infinita. Estos hechos fueron corroborados por nuestro equipo en una conversación con el empresario, cercanos y testigos del accidente.
En una entrevista con Mardones, confirmó que lleva cerca de 38 años trabajando en el rubro, empezó en 1980 y en 1984 sacó el giro tributario. Según sus cálculos, el ataque le costó la pérdida de aproximadamente $1.000 millones. “Me quemaron todo el capital de trabajo que yo tenía y que había hecho durante todos estos años”, se lamentó.
“Con mi tío siempre hablamos de mil cosas, pero nunca ha militado en ningún partido político. Lo único que le gusta es trabajar”, cuenta el sobrino de Mardones, Fabrizio Fuentealba, y agregó: “Yo siempre he tenido muy buenas relaciones, yo conozco de chico a los comuneros. Igual compartí harto con ellos de niño”. Tanto él, como el guardia del lugar, Juan César Herrera, recuerdan que hubo un trabajador mapuche en la empresa, pero que renunció porque encontró un mejor trabajo.
Esa madrugada, según relata Herrera, luego de una de las rondas que Carabineros hace usualmente en el lugar, escuchó disparos cerca de las 00:20 hrs. “Eran entre nueve y diez personas que disparaban con escopetas”, relata. Tras este hecho, subió a su pieza ubicada en el mismo reciento, y llamó a Carabineros y a Omar Mardones para notificar el accidente.
Desde la Intendencia confirmaron que la autoridad regional, Luis Mayol, se juntó con el empresario en dos oportunidades. Mardones confirmó que en esa instancia le manifestó al intendente que se iría a la quiebra y, por lo tanto, dejaría a 70 personas sin trabajo.
Sin embargo, esto no ocurrió y actualmente todos los trabajadores mantienen su empleo. “Esto no se hizo, porque pasaron los días y logré ordenar el cuento y pude arrendar maquinaria para no dejar a mis viejos sin trabajo”, afirmó el empresario. Fabrizio Fuentealba, sobrino de Mardones y supervisor en la empresa, corroboró esta versión. Recuerda que una semana después del ataque su jefe se reunió con todos los trabajadores y les aseguró que “iban a salir adelante y que echar a alguien no estaba en su mente”.