Por Diego Martorell
El 10 de marzo de 2015, los senadores Guido Girardi, Carolina Goic, Manuel José Ossandón, Fulvio Rossi y Andrés Zaldívar ingresaron a trámite la Ley de Fármacos II, que modifica el Código Sanitario para regular los medicamentos bioequivalentes genéricos y evitar la integración vertical de laboratorios y farmacias. Actualmente, el proyecto se encuentra en segundo trámite legislativo en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y ha contado con urgencia suma desde octubre de 2017.
El 7 de mayo, el presidente Piñera ingresó una serie de indicaciones a la nueva Ley de Fármacos, centradas en el tema de la prescripción: busca que, los médicos, aunque indiquen el nombre de fantasía o comercial de un medicamento en una receta médica, también agreguen su título genérico por Denominación Común Internacional (DCI), de manera que el paciente pueda comparar las diferentes alternativas según precio y calidad. Además, se incluye la obligación de que los proveedores de medicamentos hagan un reporte de precios al Minsal y al Instituto de Salud Pública (ISP), para formar un observatorio y regular los conflictos de interés.
Otras medidas contenidas en las indicaciones es la posibilidad de que los medicamentos se vendan en supermercados y la intención de facilitar la importación directa de fármacos. Todo con la intención de favorecer la competencia y disminuir los precios.
El mismo 7 de mayo, el ministerio de Salud presentó oficialmente su nuevo sitio de comparación de precios de los medicamentos, llamado Tu Farmacia. Cualquier ciudadano puede acceder a él desde la página del Minsal, a través de dispositivos móviles u ordenadores. El sistema presenta los distintos valores de los productos, tanto a nivel comercial como genérico y según la farmacia donde están.
Por ejemplo, en el sitio se puede ver la diferencia de precio entre medicamentos bioequivalentes: el Omeprazol genérico, de 20 mg, vale $1.290, a diferencia del de la marca Losec que, por los mismos 20 mg, cuesta $42.250. Otro ejemplo es la Atorvastatina Cálcica genérica, de $20.000 y la marca Lipitor, de $61.250, siendo ambas opciones de 40 mg.
Patricio Huenchuñir, actual consultor independiente en asuntos farmacéuticos y sanitarios, jefe del Departamento de Medicamentos del ISP hasta 2011 y jefe del Departamento de Políticas Farmacéuticas del Minsal hasta 2014, dice que, si bien valora la transparencia y posibilidad de que la ciudadanía pueda comparar costos, esto podría traer un efecto inverso: “Las farmacias independientes, que tienen medicamentos más baratos, al ver los valores de las cadenas, pueden optar por subir sus precios”, dice Huenchuñir.
Sobre las indicaciones del Ejecutivo a la Ley de Fármacos II, Huenchuñir indica: “Puede ocurrir que se acojan y pasen a tercer trámite, como también puede que no. Por ejemplo, la venta de medicamentos fuera de farmacias, que solo pueden ser aquellos sin receta y que representan sólo el 20% del universo, puede que no se acepte, como ya pasó en el gobierno anterior de Sebastián Piñera”.
En relación a la Denominación Común Internacional de los medicamentos en las recetas médicas, comenta: “Más que involucrar a las farmacias, es un tema cultural del gremio médico, que tiene que adaptarse a una nueva forma de prescribir. Al mismo tiempo, yo no me atrevería a decir que esta medida tendría un efecto en la producción de medicamentos genéricos más baratos”. Y agrega: “Todo depende de lo que se apruebe. No hay ninguna certeza de que efectivamente vaya a bajar los valores. Lo único, es que ojalá la Ley se traduzca en mayor competencia, lo que potencialmente podría traer mejores precios”.