Gabriel Labrador, periodista El Polítigrafo de El Faro, El Salvador

Entrevista: “El periodismo de investigación es un constante factchequeo de cosas”

En 2015, el diario digital El Faro, decidió abrir un espacio de fact checking, aunque su publicación es irregular, porque reconocen la necesidad de tener un equipo trabajando a tiempo completo, valoran su aporte a una cultura contra la impunidad y hacen un llamado a empoderar a los ciudadanos a verificar por su cuenta.

Por Joaquín Barrientos, María Leclerc, María José Milla y Liliana Soto

En este video el periodista de El Faro, Gabriel Labrador responde al cuestionario de Factchecking.cl

El Faro es un periódico digital de El Salvador que se fundó en 1998 y es uno de los primeros diarios creados exclusivamente para Internet en América Latina. En 2015, inauguraron una sección con chequeo de datos que se centra en la fiscalización del discurso de autoridades y figuras públicas: El Polítigrafo.

Imágenes, todas extraídas de Elfaro.cl

Gabriel Labrador es parte del equipo de periodistas de El Faro y ha desarrollado varias investigaciones sobre la política y la sociedad de su país. Entre las más destacadas se encuentra la realizada al expresidente Antonio Saca, que reveló el enriquecimiento anormal de las empresas vinculadas a su nombre durante su mandato. En 2014 fue el encargado de conocer la metodología usada por Chequeado –proyecto argentino de fact checking– para incorporarlo en El Polítigrafo. “Hay una impunidad enorme en la clase política cuando habla en público y eso es algo que todos los países tenemos que aprender a combatir”, dice.

—¿Cómo nace el proyecto?

—El Politígrafo es una sección que creó el periódico El Faro en 2015, después de un largo proceso de intercambio y aprendizaje con organizaciones como Chequeado. Ellos nos invitaron a un taller de preparación en Nicaragua para distintos medios en Centroamérica, de ahí surgió la idea de crear algo en El Faro. Después de seis meses de diseño, El Politígrafo estuvo listo.

— ¿Cada cuánto sacan un Politígrafo?

El Politígrafo ha caído en un pequeño bache. Al inicio lo sacábamos una vez cada semana, esa era la meta. Después cada 15 días. Notamos que era complicado; queríamos publicar, al menos, una vez al mes. Así fue prolongándose el tiempo entre un Politígrafo y otro.

—¿A qué se atribuye esta caída?

—Cuando una sección como El Politígrafo se crea, debe designarse personal únicamente para eso. Si se le asigna también a la redacción de planta, puede complicar los procesos de creación, ya que todo el mundo tiene sus prioridades. Falta un poco de disciplina.

—¿Con cuánta libertad trabajan?

—Hay libertad, pero siento que todavía es una sociedad muy dormida. Creo que en cualquier otro país un poco más avanzado, esta herramienta se vuelve ciudadana, porque los ocho pasos que tenemos que seguir los puede hacer cualquiera, son bastante amigables. Pero, por algún motivo, aquí es algo demasiado arriesgado.

—¿Por qué arriesgado?

—Cuando digo que es arriesgado lo atribuyo a que la gente no lo haya hecho propio. Estaba diseñado para que las personas se sintieran muy contentas con este tipo de herramientas, sin embargo, no pasó a más. Siento que consideran que esto solo lo pueden hacer los periodistas y que ellos como ciudadanos no tienen por qué arriesgarse a pelearse con un político, un funcionario o un congresista; no les toca. La sociedad salvadoreña está muy dormida debido a la gran polarización que hay.

—¿Cuáles son los ochos pasos que siguen?

—Lo primero es seleccionar la frase o declaración del funcionario que quieres controlar. Luego se pondera la relevancia de la frase. Tercero, consultar la fuente original. Siempre detrás de toda aseveración hay una fuente oficial de lo que se ha dicho. El quinto paso es consultar las fuentes alternativas. El sexto paso es ubicar el contexto de la frase, porque a veces el contexto incide. El séptimo paso es evaluar si la frase y el último es la calificación.

—¿Qué verificación consideran un hito?

Recuerdo una sobre las mediciones de pobreza. En un discurso, el presidente dijo que la pobreza extrema se había reducido en 13,6%, y eso era evidentemente una mentira. Sin embargo, la conclusión a la que llegamos fue que era verdadero, pero tenía ciertos matices importantes, es ahí donde tiene importancia el contexto.

—¿Cómo describiría la filosofía o la motivación detrás proyecto?

—Hay que combatir la impunidad de la política o de la clase política, en el estilo que ellos utilizan para dirigirse a la ciudadanía. ¿Por qué chequear? Porque claro, hay una impunidad enorme en la clase política cuando habla en público y eso es algo que todos los países tenemos que aprender a combatir. La ciudadanía merece que alguien le diga que este señor está mintiendo, diciendo algo exagerado.

—¿Qué criterios determinan la verosimilitud de una afirmación?

—Uno, básicamente que esté sustentando en información oficial, que sea información que no esté contenida en un documento que solo el presidente o el funcionario conoce; y dos, que el contexto permita ser conclusivo en ese sentido. Que el contexto no sea algo que altere demasiado lo dicho por el funcionario.

 —¿Cómo mantiene El Faro su independencia?

—Básicamente la independencia viene por la economía, no estamos atados a ningún poder político, al menos local. Recibimos donaciones de gobiernos extranjeros, por ejemplo, de los Países Bajos. En este caso se decidió así, porque los Países Bajos no son un gobierno que determine la política salvadoreña.

—¿Qué impacto ha tenido este trabajo en los medios, en la política y en la ciudadanía?

—El impacto en la gente es positivo. A nivel de medios no tuvo mayor impacto. No creo que hayamos marcado agenda, que El Politígrafo haya revelado cosas que los otros medios hayan considerado relevantes para mostrarlas. A nivel de los políticos, de gobierno, nuestro Politígrafo les hizo caer en cuenta de que tenían que ser un poco más responsables.

—¿Cómo crees que deberían tomar los periodistas el desafío de los ataque a su credibilidad en EE.UU.? ¿Qué pasa cuando el presidente declara a la prensa “enemigo del pueblo”?

—Básicamente el reto de los periodistas es ser transparentes, porque ahora los ojos de la gente están sobre ellos. Tradicionalmente son los que cuestionan, no los cuestionados. Hay que presentar argumentos, pruebas, hechos y evitar caer en estas campañas virales donde solo se dicen cosas.

—Teniendo en consideración el juicio abierto contra el expresidente Mauricio Funes por desviar los fondos públicos como gastos reservados y el caso del expresidente Antonio Saca por presunta participación en varios delitos económicos, cómo operan las instituciones y los sitios de transparencia en El Salvador. 

—Las primeras dificultades respecto a los gastos reservados es que más que reservados son secretos. Nunca ha existido conteo institucional al respecto. Lo que muestra este caso es que nunca ha habido control y que no se pueden verificar los casos. A partir del año 2013 existe la ley de acceso a la información pública. Cuando se instala la ley, muchos funcionarios dejan la voluntad de entregar la información, se escudan en la ley de acceso y piden que se haga el pedido por esa vía. También juega en contra. Antes lo que se entregaba en dos horas ahora es en dos semanas.

—¿Cómo ve el gobierno a El Faro?

—No, para nada. El gobierno ve a El Faro como un medio incómodo, no conviene que funcione.

 

Nombre del proyecto El Politígrafo
Institución El Faro
Fundación 2014 (El Politígrafo) 1998 (El Faro)
Director José Luis Sanz
Dirección url

 

Esta entrevista fue realizada por estudiantes en el curso Análisis Comparado de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones UC.

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